Alfonso X El Sabio, Cantigas de Santa Maria.

Se trata de ilustraciones d elos libros de Alfonso X el Sabio. Se conservan en la Catedral de Sevilla.
Este rey español situó la corte en la ciudad de Sevilla, se rodeó de músicos y poetas y se ocupó de que se redactaran libros que contienen canciones medievales y se llaman las Cantigas de santa María.
En el Museo de los Pasillos hay dos obras que son réplicas de estas imágenes dibujadas en los libros.
Réplica del Museo de los Pasillos.

Réplica del Museo de los pasillos.

Especial atención ponemos a los instrumentos musicales que salen en las imágenes.
Cuando un pintor pintaba la imagen de nuestra señora y al lado un demonio muy feo.
Original. Se titula "Cuando un pintor pintaba la imagen de nuestra señora y al lado un demonio muy feo".
Instrumentos musicales de la corte de Alfonso X El Sabio, Cantigas de Santa María. Trabajo hecho por Ignacio Díaz Otero de 2º de ESO Curso 19-20


El manuscrito de las Cantigas de Santa María, escritas en galaico-portugués y en notación musical mensurada en la corte del rey Alfonso X el Sabio durante la segunda mitad del siglo XIII (entre 1270 y 1282, según Walter Mettmann), constituye una de las colecciones de canción monofónica más importante de la literatura medieval occidental. De corte trovadoresco y paralitúrgico, se diferencia de la temática abiertamente profana de los trovadores del resto de Europa y de la música sacra de la época.
Se trata de un conjunto de 417 composiciones en honor a la Virgen María. La mayoría son cantigas que cuentan milagros sucedidos con la intervención de María; integran también la obra las Cantigas das Cinco Festas de Santa María, las Cinco Cantigas das Cinco Festas do Nostro Señor, el Cantar dos Sete Pesares que viu Santa María do seu fillo y una maia.
La devoción mariana estaba en auge en ese siglo: frailes, clérigos y caballeros en general participaban en ella. El rey alentaba en sus cantigas a poetas y juglares para que dedicaran sus esfuerzos e inspiraciones a la «Santa Dama», e incluso Alfonso X creó una caballeresca Orden de Santa María de España, a la que dedicó una cantiga.
La lengua de las cantigas marianas abandona los esquemas de la lírica profana de amigo y sus paralelismos; ofrece una lengua más coloquial, con frases y refranes que todavía sobreviven en la lengua gallega actual. Aunque posee provenzalismos, estos son menores que en las cantigas de amor. Su métrica es más variada que la del resto de las cantigas: en cuanto a la medida de los versos, son de entre cuatro y dieciséis sílabas. La estrofa más frecuente es semejante al zéjel hispanoárabe y se denomina virelay. Aparecen algunas irregularidades rítmicas que se ajustan con todo a las estructuras musicales. Hay mayor riqueza léxica y más variedad de registros que en las Cantigas de amigo, y el lenguaje es tan abierto que admite extranjerismos occitanos, galicismos y castellanismos.